sábado, 19 de julio de 2014

La adolescencia.

La adolescencia, más conocida como "Edad del pavo" ¿Recuerdas?   la gilipollez mental, el  egocentrismo concentrado en hormonas revueltas debido a su ebullición, el estar en medio de ser un niñato y empezar a crear tu propia filosofía montando así tus primeros cementos como adulto...
¿Ya has pasado la adolescencia? Te invito a este pequeño viaje a la nostalgia. ¿Sigues siendo adolescente? Quiero arrancarte una sonrisa de la cara y demostrarte por qué en general no os soporto. Aunque la mayoría de vosotros, adolescentes, cuando tengáis cinco años más entenderéis por qué no os soporto.

¿Comenzamos?

Empieza  aproximadamente al mismo tiempo que empiezas el instituto, cuando poco antes presumías de ser uno de los mayores del cole, pero ahora eres un conejillo de indias para los que son más mayores que tú, sobre todo para los de bachillerato. Te hacían "novatadas" como colarse en la fila del comedor o en la cafetería del instituto cuando intentabas por activa y por pasiva pedir un bocadillo o una bolsa de risketos con tu aguda y poco formada voz. Aunque lo que más nos acojonaba a todos era cuando te quejabas de lo "muuuuucho" que tenías que estudiar y saltaba algún/a joven que te había escuchado que él o ella tenía que estudiar setenta páginas para su examen de la semana que vendría. Mirabas a tu amigo o amiga con cara de sufrimiento, diciendo con la mirada: "La que nos espera" y te preguntabas a ti mismo: "¿Cómo podré meterme todo eso en la cabeza?"
Más tarde conocerías la existencia de algo terrible y macabro que dejó a miles y miles de víctimas llamada "Selectividad" en la que siempre veías como algo muy lejano, algo que todavía quedaba  mucho para llegara el momento de hacerla, sin querer darte cuenta  de que el tiempo pasa para todos y que ese momento llegaría.
Pese al miedo que te metían los "mayores" tú en cierto modo eras feliz porque todavía eso estaba muy lejos y además mantenías la inocencia que nos caracterizaba cuando éramos niños. Tus compañeros y compañeras de clase te llenaban la agenda con dedicatorias, a veces con frases tan populares como absurdas al estilo " Naranjas naranjas, limones limones un amigo cómo tú vale millones" acompañados de un "T.Q.M" o un "A.P.S" ¡Incluso te dedicaban collagues! Y tú por Tuenti le agradecías a ese amigo la dedicatoria y ambos os poníais a soltar parrafadas diciendo resumidamente lo mucho que os queríais, escribiendo de una manera que dañaba las córneas: Alternando las mayúsculas y minúsculas o duplicando las vocales.
Pronto empezarían los grupitos, los malos rollos y el  pelear en vez de hablar las cosas. Por mi experiencia he observado que las chicas en una adolescencia prematura primero se gritaban entre ellas y después se agarraban de los pelos mientras seguían gritando como posesas. Sin embargo, los chicos empezaban de broma y acababan a guantazos. Y dónde hay peleas, hay malos rollos: La mayoría de las chicas mirabais mal a la que se maquillaba y al empollón de clase, pero siempre lo queríais en vuestro grupo por interés.  En la época de 12-14 años apenas se respetaban los gustos ajenos, o preferías blanco o  preferías negro, o te gustaba RBD o te gustaba Rebelde Way, no había una infinita escala de grises, no había otros grupos de música.  Te jodía mucho cuando te tomaban el pelo o eras consciente de que insultaban a alguien que no lo merecía, y más sabiendo que los que insultaban lo hacían para ganar puntos de autoridad. Así, a lo tonto, esa persona se hacía fuerte a costa de insultar a los débiles, porque seguramente esa persona tenía una autoestima tan baja como la tuya (Aunque tú tentabas a pensar que la tenía altísima) y la cubría mediante la agresión verbal, aparentando seguridad.
Sin embargo, todos teníamos algo en común.... Por encima de si éramos buenos o malos estudiantes, altos o bajos, chicos o chicas, a todos se nos ha quedado cara de imbéciles cuando nos enterábamos de que había examen de Educación física  POR ESCRITO.
¿Y lo que sufríamos con el Test de Cooper, que, eh? Yo, que esforzándome todo lo que podía di un máximo de quince vueltas. QUINCE. ¿Y cuando estabas corriendo con las energías ya desgastadas y observabas como el porrero de tu clase daba tres vueltas cuando tú todavía no habías completado ni una? Ahí si que llegabas al colmo de la desesperación.
¿Y lo mal que lo pasábamos la mayoría en la parte de deporte, cuando tocaba partido? La mayoría de los chicos fuera el deporte que fuera lo disfrutaban. Sin embargo las chicas por lo general éramos más torpes, pero independientemente del sexo el momento de los partidos era el momento perfecto para que el listillo o listilla de turno se cebara contigo echándote todas las culpas diciéndote lo torpe que eras, mientras que tú intentabas hacer algo por tu grupo, pero rompiendo el agresor o la agresora la cadena de tú estabilidad, ya seguías tú machacándote, repitiéndote que él o ella tenía razón en que eras muy torpe, yendo cabizbajo/a al vestuario después.
Llegaba la época de los 14-17 años y con ella la adolescencia calaba muy muy adentro. Es por eso por lo que esta época la considero más dura y al mismo tiempo considero que la gilipollez llega a su cota más alta.¿Tenías un sueño que cumplir?  Tú lo comentabas con tus compañeros de clase, se te iluminaban los ojos sólo imaginándote que lo lograrías... El resto callaba y a unos les parecía interesante, a otros se les dibujaba una sonrisa en la cara al  ver que mantenías esa ilusión... Y de repente, alguien que seguramente te caía mal te soltaba que no ibas a  poder conseguirlo. O bien porque verdaderamente era muy difícil o bien porque veía que si te esforzabas lo ibas a conseguir y no quería ser eclipsado por alguien a quién anteriormente llamó "Inútil" o "Torpe" O quizá fuese fruto de la envidia.
El caso es que los amigos de tu peor enemigo, al que tú casi  inconscientemente les llamabas "amiguitos" asentían con la cabeza, haciéndote sentir entre todos como que fantaseabas mucho.
¿Tenías una pelea porque alguien te tocaba los cojones? No tardaría la gente en llegar. Pero no para separaros, sino para ver cómo terminaba la pelea, en la calle o ahí mismo. Y si no eras tú uno de los protagonistas de esa pelea, eras el espectador que poco antes estaba hablando tan tranquilamente con un amigo suyo y mientras te contaba una movida de las suyas tú observabas cómo la gente corría hacía un punto del instituto mientras que a lo lejos se veían patadas voladoras y miradas cómplices. Y tú luego preguntabas a alguien que qué había pasado para luego después llegar a tu casa y mirar los Tuentis de las personas protagonistas de la pelea para investigar más, para saber el desenlace.

La adolescencia se agarraba a tus entrañas y todo te parecía un drama. Llegaba la época en la que te enamorabas por primera vez y todo te parecía un infierno porque todo lo sentías mucho más debido a la ebullición hormonal. Y mientras que no fuese imposible, ahí estaban tus amigos, "vendiéndote" intentando emparejarte con la otra persona.
También teníamos una lista de profesores. Desde el más odiado (El que te hacía la vida imposible, el que no te comprendía, el que tenías la sensación de que te hacía la vida imposible...) hasta el más amado (El que te apostó por ti, el que soltaba alguna gracia para hacer las clases más amenas, al que alguna vez le contaste un problema personal y te ayudó, el que te animó a aprobar su asignatura porque sabía que te costaba...)
Al mismo tiempo, tú egocentrismo llegaba al extremo y gritabas a los cuatro vientos que tu eras diferente a los demás, que nadie te entendía, porque lo que más nos preocupaba en aquella época era la personalidad. De hecho, nos enfadábamos bastante con la gente o que parecía tener doble personalidad o que directamente no la tenía. No olvidar que nuestro egocentrismo también partía en que seguíamos sin respetar las opiniones de los demás, al menos la mayoría: Todos nos creíamos poseedores de la verdad, como que nuestra versión era siempre la que valía y el que opinaba lo contrario no tenía ni idea de la vida y sólo por eso ya le tenías tirria (Y esto por desgracia pasada la adolescencia hay algunas personas que siguen con ese comportamiento)
Pero... ¿Cómo tener una personalidad si todavía no te habías desarrollado del todo y más teniendo en cuenta de que existía la odiosa presión de grupo?
La presión de grupo, por Dios, qué asco. Afortunadamente apenas he sido víctima de ésta, pero era odiosa.
¿Que no querías beber alcohol? Tranquilo, ya estaba el típico gilipollas a decirte que eras un "soso" o "sosa" por no beber.  Lo mismo pasaba a la hora de fumar y a la hora de tener relaciones sexuales. Adrede, y al mismo tiempo inconscientemente se hacían competiciones absurdas, como que si no hacías ninguna de estas tres cosas eras un soso que no podría aportar nada interesante. (Entendéis ahora porque a la mayoría de los adolescentes los considero gilipollas ¿No?)
En el instituto empezabas a ser consciente del mundo que te rodeaba, empezabas a tener tus propias ideas, aunque posiblemente ninguno se librara de que esas ideas fuesen productos de manipulaciones o de saber sólo lo que nos interesaba. La pregunta estrella dónde más abundaban los prejuicios es la típica de "¿Tú eres de ciencias o de letras"? Si eras de ciencias te hacían pensar que los de letras eran más tontos,  si eras de letras te hacían pensar que los de ciencias se lo tenían creído- Si esta discusión no fuera lo bastante absurda con muchos prejuicios estúpidos dichos por gente sin dos dedos de frente, tranquilos, que en unos años, la pregunta estrella será "¿Tu eres de izquierdas o de derechas"?
Así es. la pregunta  ¿Tu eres de ciencias o de letras? es el ¿Tu eres de izquierdas o de derechas?  dentro del ámbito de instituto; Si no tiene tu mismo pensamiento automáticamente lo mirábamos mal. Como si no existieran las artes o como si el ser humano no fuese lo suficientemente complejo como para catalogarlo en izquierda o derecha. Es triste ahora que lo piensas ¿Eh?

El caso es que, entre peleas, entre amigos de toda la vida que te defraudan y te das cuenta de que no hay nada más peligroso que un enemigo que antes era un amigo, entre esas rayadas que acababan en lloros y los pasillos son testigos de ello, se acercaba el momento en que tenías que graduarte y la Selectividad estaba cerca. Tú mismo te decías lo mismo que años atrás, sólo que con voz trémula "No voy a aprobar"
Pero ahí es cuando te das cuenta que pocas veces te van a regalar algo. Que las cosas con sacrificio y esfuerzo, se puede. Y lo demostraste en cada uno de esos exámenes.
Aprobada Selectividad abandonas el nido y echas a volar, sabiendo que por muy mal que lo hayas pasado, al fin  echarás de menos a la mayoría de los que te han acompañado en el camino.

Las hormonas alteradas, el histrionismo, el dramatismo gratuito, la dependencia emocional, la tontuna, los prejuicios y los radicalismo entre otras cosas se van limando con el paso del tiempo. Por desgracia hay algunos "adultos" que se quedaron en la adolescencia y se quedaron en estas características, pero en la adolescencia, todo esto se fusiona al nivel 1000.
Pero queridos adolescentes, no os voy a culpar, ya que este proceso es algo biológico y, que narices, yo también he sido adolescente. Muchos de nosotros hemos jugado a ser adultos y aunque yo era madura para mi edad y he dado pocos problemas, yo tampoco me he salvado de ser adolescente y ahora que estoy más centrada y que esa etapa ya la he pasado, puedo decir que alguna vez podría haberme dado guantazo, sobre todo por preocuparme por tonterías.

Espero haber sido una buena compañera de viaje en esta reflexión.













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